Este saludo tradicional en Sri Lanka va siempre acompañado de una sonrisa sincera y de una leve inclinación juntando las dos manos sobre el corazón. Es una muestra del carácter amable y hospitalario de los esrilanqueses y el recibimiento que cada mañana ofrecía al grupo Niroshe Mendis, el excepcional guía que convirtió la visita a Sri Lanka en una experiencia única para los suscriptores de Ultima Hora.
El viaje empezó en el aeropuerto de Palma, el pasado 22 de octubre, con un grupo numeroso y ávido de aventuras que llegaría, horas más tarde, a un destino único por su cultura milenaria, su historia y sus paisajes. Al llegar a Colombo, la capital del país, impactó la sensación de calor y humedad que acoge a todo aquel que lleva horas con temperaturas suaves, o incluso frías, en aviones y aeropuertos.
Sin tiempo que perder, el grupo dio inicio a un itinerario que le llevaría a realizar más de 1.500 kilómetros durante los siguientes siete días. El primer contacto con la cultura del país fue en el Templo de Plata. Su visita ya mostró el carácter altruista de los monjes del templo, que obsequiaron a los suscriptores con productos locales. Fue el inicio de una jornada que proseguiría con una verdadera aventura en pleno bosque y que les llevaría al islote en el que varias mujeres habían elaborado un completo almuerzo compuesto por numerosos platos tradicionales. El grupo realizó parte del trayecto en carros tirados por bueyes, atravesó el río en canoa y se vio sorprendido por una repentina y copiosa lluvia tropical antes de regresar al hotel en tuc-tucs. Un día muy completo que estos experimentados viajeros acogieron con mucho humor, a pesar de quedar empapados por las lluvias.
Los días siguientes no variaron en intensidad y llevaron al grupo a visitar puntos emblemáticos como el monte de Mihintale -la cuna del budismo de Sri Lanka- y el Sri Maha Bodhi o árbol sagrado de Bo, en Anuradhapura; antigua capital de Sri Lanka y actual lugar de culto y peregrinaje. O las Cuevas de Dambulla, un sorprendente complejo de templos que alberga exquisitas pinturas rupestres y más de 150 estatuas de Buda en su interior.
Emblemática resultó también la subida a Sigiriya o Roca del León, la formación rocosa de aspecto robusto que se eleva 200 metros sobre una copiosa vegetación, convertida en emblema del país y visita indispensable para miles de personas cada año. A Sigiriya le siguieron: la visita a la ciudad sagrada de Polonnaruwa, declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1982 y el Templo del Diente de Buda. Un santuario muy venerado por los esrilanqueses que alberga en su interior una de las reliquias más importantes del budismo: un diente de Buda. Para desfilar frente a él, se forman largas colas de feligreses que portan ofrendas florales mientras avanzan acompañados de un toque incesante de tambores en una estampa que desborda espiritualidad.
Durante los días pasados en Sri Lanka, también hubo momentos para adentrarse en la cultura local; asistiendo a una representación de danzas en Habarana, visitando el vibrante mercado local de Kandy, accediendo a una fábrica de té situada en las nebulosas Tierras Altas, o visitando un taller de joyas artesanales. Los pañuelos de seda, las especias y el reconocido té de Ceylan, fueron algunos de los objetos adquiridos por los suscriptores como recuerdo.
La última parte del viaje todavía aguardaba algunas sorpresas con un radical cambio de escenario al sur de la isla: el Parque Nacional Udawalawe, un espacio creado para albergar los elefantes desplazados a causa de la construcción de un embalse cercano. La visita se realizó en jeeps que atraviesan una sabana semidesértica, contemplando manadas de elefantes, cocodrilos, iguanas, búfalos de agua, pavos reales, entre otros animales. Todo un obsequio visual para los suscriptores, que también pudieron presenciar la hora del desayuno de las crías huérfanas de elefantes en el cercano Elephant Transit Home.
La fortaleza de Galle, con su ambiente colonial repleto de tiendas de artesanía, y una visita panorámica a Colombo, fueron las actividades con las que el grupo se despidió de Sri Lanka y partió, a la mañana siguiente, hacia Estambul, donde una inesperada noche extra permitió una visita nocturna a la ciudad. Sin duda, Sri Lanka quedará marcada en la memoria de los suscriptores como una experiencia completa e irrepetible, y de la que perdurará una imagen que sintetiza esta aventura: la sonrisa permanente de los esrilanqueses. Ayubowan también significa ‘hasta pronto’.