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Cabrera, fascinante

Las visitas culturales en la menor de las Baleares marcaron una jornada en la que también hubo tiempo para el relax; medio centenar de suscriptores lo afirmaron

El sábado 11 de junio, los socios del Club pasaron un día muy especial en la más pequeña de las Baleares. Cabrera les recibió con los brazos abiertos para ofrecer sus encantos y maravillas.

El calor acompañó en una salida que comenzó, a las 10h, en el muelle de la Colònia de Sant Jordi para poner rumbo a Cabrera. Las aguas cristalinas que rodean la isla ofrecen paisajes espectaculares invitando a refrescarse en ellas. Por el camino disfrutaron de hermosos parajes, aves y especies marinas, además de las rapaces que nidifican en el Parque Nacional de Cabrera.

Una vez en la isla, hubo tiempo libre para que cada uno disfrutara de la jornada a su modo. Las visitas culturales de los monumentos que alberga fue una de las principales opciones por la que se decantaron algunos suscriptores. Su Castillo fue uno de los más visitados, y es que cuenta con numerosos motivos; se trata del edificio más antiguo de la isla, construido en el siglo XIV con la intención de proteger la isla de los ataques de los piratas berberiscos que marcarían la historia de las Illes Balears.

En el itinerario de esta excursión no podía faltar una visita a sa Cova Blava, que ha sido excavada por el mar con el paso del tiempo. Nadar en sus apacibles aguas no tiene precio, pero además llama la atención sus efectos y juegos de luz y color que se producen a media tarde con los rayos de sol que la iluminan.

Asimismo, entre visita y visita, hubo tiempo para el relax, difrutando de playas como la de s’Espalmador (más alejada del muelle) o sa Platgeta, dos de las playas más importantes de Cabrera por su tamaño que combinan arena, piedras y grava. Por supuesto, la comida entró dentro de este tiempo de descanso, se podía reservar la comida de forma opcional, pero hubo quien prefirió improvisar un delicioso pícnic de playa y aprovechar el merendero habilitado para ello en Cabrera; un poco de sombra fue bien agradecido por todos ellos.

Ya por la tarde, regresaron a Mallorca en un trayecto que discurrió tranquilo y apacible disfrutando de las vistas que proporcionan los paisajes de la costa.