Con motivo del 30 aniversario del estreno de Mordiendo la vida, película que Martín Garrido Ramis rodó en el Barrio Chino de Ciutat, el Club del Suscriptor de Ultima Hora saca a la venta 50 unidades de DVD de este título de culto, una pequeña joya de la filmografía nacional, por tan solo 5 euros.
— ¿Le satisface que Mordiendo la vida haya sido objeto de una reedición?
— Imagínatelo. Aunque fue a muchos festivales de cine, ganó el Premio Fructuós Gelabert a la Mejor Película en Barcelona y se vendió muy bien en el extranjero, ya la tenía olvidada. Y como a IB3 no le interesa comprar el cine que se hacía en Mallorca… pues eso.
— ¿Qué matices y peculiaridades convirtieron esta cinta en objeto de culto?
— Creo que dos cosas: es el primer papel dramático en el que Paul Naschy no interpreta cine de terror. En segundo lugar, porque mi dirección e historia fue diferente de todo lo que se hacía en el momento. Las críticas dijeron que parecía francesa.
— ¿Cómo describiría la complicidad que se estableció entre Paul Naschy y el resto del reparto?
— Mala. Naschy era un actor muy importante en el cine de serie B, pero no era reconocido por la juventud ni los críticos, y todos los del equipo eran jóvenes.
— ¿Qué balance hace Martín Garrido de sus diferentes etapas creativas?
— Yo, hasta El hijo bastardo de Dios, he hecho un cine para ganar dinero y pasármelo bien. Y he conseguido ambas cosas. Con Mordiendo la vida me esforcé un poco por Eduardo Fajardo.
— ¿Cuál es su doble lectura favorita de Mordiendo la vida?
— Si yo hubiera sido un tipo centrado Mordiendo la vida hubiera roto moldes, hubiera habido un antes y un después en el cine español. Lo han dicho muchas críticas de la época. La rodé sin el menor esfuerzo y después de 32 años es de culto.
— Visto en perspectiva, ¿qué aspectos destacaría de esta película?
— Sin lugar a dudas las actuaciones de Beatriz Barón y Eduardo Fajardo, son de Goya. Aunque hay que reconocer que Paul Naschy defendió bien su papel.
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